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martes, 22 de abril de 2014

ESPECTÁCULO

Espectáculo es un dispositivo humano que realiza un tipo de pulsión audiovisual particular. En este sentido hubo espectáculo antes que rito - el rito es un tipo de espectáculo. El espectáculo ha tenido siempre sus censores. No podía ser de otro modo visto que se trata de una pulsión: el poder es la imposición de un regimen de pulsiones - de goces y deseos. La iglesia católica, por ejemplo, ha marginado eros entre sus relatos, pero ha permitido que se multiplicaran Adanes, Evas, Lot y sus hijas, Susana y sus viejos en las pinturas. De hecho no se trataba de excluir toda pulsión erótico-espectacular sino de proponerla en una disposición particular. Ante el intento del capitalismo consumista de colonizar por completo nuestra pulsión espectacular y ponerla a su servicio, no cabe la posibilidad de negarla, sino que necesitamos una nueva política de la pulsión audiovisual - y del goce en general. Algo que está sin pensar y sin actuar en casi todos los ámbitos en los que se busca una alternativa al capitalismo consumista.

jueves, 10 de abril de 2014

AQUÍ Y AHORA

“Aquí y ahora” es consolador. Permite imaginar que está en nuestro poder abrir un tiempo de plena presencia, de goce. Sin embargo el “aquí y ahora” excluye el aprendizaje y las consecuencias. Emparenta el goce consumista y el “goce revolucionario” (¿el de la multitud?). En el otro extremo está la sumisión al proyecto: el ahora se sacrifica a un después (el trabajo, el porvenir). Una tercera posibilidad: la transgresión. Una tensión en el límite que suponga un tiempo para el proyecto y el deseo y un no-tiempo para la presencia y el goce. Son dos dimensiones heterogéneas que sin embargo se pueden articular, como rupturas, en la experiencia. De esta transgresión nace un saber roto y fértil, dispuesto a una continua transformación de mundo y de sí mismo.

jueves, 3 de abril de 2014

INDUSTRIA CULTURAL, SUBJETIVIDAD Y POLÍTICA

El sentido de una producción simbólica aquí y ahora como en toda sociedad es el de generar una red de significantes capaces de sostener sentidos múltiples y renovables.
El desafío específico de nuestra sociedad tiene dos aspectos fundamentales:
-Por una parte la cultura se desterritorializa a gran velocidad. Incluso los referentes locales tienen sentido sólo si pueden entrar en la circulación global de signos. En razón de esta desterritorialización, la cultura es cada vez más autoreferente: sólo importa la aptitud a circular y a reenviar a otros significantes que ya circulan.
-Por otra parte, ha aparecido una industria cuyo objetivo es la producción de vida simbólica: la industria cultural. El objetivo de la industria cultural es la compaventa de vida simbólica. Aquí también la autoreferencia es una rasgo sobresaliente, porque ninguna instancia exterior - la naturaleza, por ejemplo - puede, per se, dar sentido a una producción continua de vida simbólica.
Pero además, la industria cultural opera de una manera particular. Es "aluvional": no se preocupa de concretas articulaciones con subjetividades particulares, sino que, ocupando todo el espacio simbólico disponible, apuesta por la adecuación de las subjetividades a su propia producción.
En razón de su característica "aluvionalidad" genera una inmanencia: taponadas todas las líneas de fuga, cegada toda trascendencia en la afirmación cínica de lo efímero y fluido de su propia producción, invita con apodíctica evidencia al  puro goce in-trascendente - el modelo del goce orgásmico: de por sí un modelo de arrobo.
Nuestra cultura se presenta así como inmanente y totalizadora.
Dos son los posibles puntos de ruptura.
-El subjetivo. A la manera de Pasolini y tanto románticos antes que él, mostrar la llaga de sí mismo como la evidencia de la imposibilidad de la totalización. Insistir en poner en circulación contenidos en los que la totalización muestra su enfermedad.
-El político. Posible, en un primer momento, como ruptura, por el mero hecho de aparecer como una posibilidad otra. En un segundo momento, como nueva articulación de significado y significante. En un tercer momento, como concreta afirmación de una otredad.

miércoles, 29 de agosto de 2012

IMAGINARIO LIBRE E IMAGINARIO CONSUMISTA

La sociedad de consumo consigue la petrificación del imaginario a través de la mímesis de los procesos del imaginario mismo. La característica del imaginario es su inestabilidad: produce continuamente un plus que desborda el marco normativo. De este modo conlleva la promesa de una transgresión o, como mínimo, de una situación liminar. El consumo toma lo imaginario mismo como referente normativo e invita a la producción y a la caza de un plus consumista. Al identificar la dinámica del imaginario con la dinámica del consumo, el consumo consigue domar el imaginario y sus excesos como quizá en ninguna otra civilización se había conseguido. Sin embargo, el imaginario petrificado es la imagen de la muerte - en tanto que el fluir del imaginario se da en el margen entre el vivir de lo vivo y su percepción. Para ser más exactos, la mímesis del imaginario por el consumo da lugar a un imaginario no-vivo. De ahí la melancolía que caracteriza la sociedad de consumo. De ahí también, la centralidad de la figura del zombie - the undead - en la mitología mediática.
Puesto que el consumo imita el funcionamiento del imaginario es completamente inútil criticar los contenidos concretos de tal o cual imaginario consumista. Aunque se consiguiera la eliminación de un contenido concreto, el imaginario consumista reproduciría inmediatamente otros contenidos análogos. Es más, durante el tiempo en que se produce la crítica, el imaginario consumista habrá remplazado probablemente el contenido criticado, puesto que su función es producir un plus e imitar la inestabilidad del imaginario verdadero.
Una vez que el imaginario consumista está activado su funcionamiento no depende directamente de la circulación del dinero. Sólo un corte masivo de la circulación del dinero podría desactivarlo - es lo que indican las fluctuaciones en tiempos de crisis. Y, aún en ese caso, la supervivencia de un núcleo de personas capaces de consumir sería suficiente para asegurar el funcionamiento del imaginario consumista- es lo que se puede observa ahora en los grupos excluidos del consumo en razón de sus pocos recursos: siguen inmersos en el imaginario consumista, quizá aún más profundamente. Además, el imaginario consumista, aunque sea un simulacro, tiene efectos reales puesto que disemina sus productos por el mundo.
Un camino para la desactivación del imaginario consumista y la afirmación de un imaginario genuino podría ser la transformación del simulacro consumista en realidad. Es el camino emprendido,por ejemplo, por los "otaku" japoneses de videojuegos que llegan a no dejar la pantalla del ordenador durante días. El imaginario consumista ligero y divertido se vuelve pesado y real como la carne del jugador. Otro ejemplo podría ser la ascesis sexual de la protagonista de la "Historia de O.". Aquí también la protagonista acaba por dar todo el peso de la carne - hasta dejar de ser deseable - a unos juegos sexuales vacacionales. Finalmente, es también el camino emprendido por el mejor arte pop. La presencia en filigrana del tiempo y de la muerte dan todo su espesor a la obra de Andy Warhol.
Otra vía, de hecho emparentada con lo anterior, es la introducción de un simulacro del simulacro. Un elemento que se asemeje a un elemento del imaginario consumista pero que revele su propia naturaleza artificial - y de paso la naturaleza artificial de todo el imaginario consumista. Quizá sea éste el camino más próximo a la prescripción nietzescheana de "atravesar" la gran ciudad - Zarathustra, El mono de Zarathustra. El movimiento que evidencia la artificialidad general instaura, al mismo tiempo, una dimensión lúdica general que multiplicando los universos posibles desborda el universo consumista y vuelve a producir un genuino plus imaginario.