miércoles, 5 de septiembre de 2007

Interpretación psicoanalítica de Apocalypto

En la película “Apocalypto” de Mel Gibson, es fácil aplicar algunos esquemas interpretativos de origen psicoanalítico. El guión se desarrolla alrededor de una doble figura paterna. El padre bueno –el padre biológico en la película- enseña a su hijo –el protagonista- a cazar, a conocer las propiedades medicinales de las hierbas, y sobretodo a no tener miedo. El padre malo –el jefe de los atacantes- rapta al hijo, lo hace prisionero, lo quiere matar y finalmente lo persigue durante todo el final de la película.

Es muy notable la precisión con la que los dos padres retrazan en el guión de “Apocalypto” la doble función paterna y su conexión con el superyo, descrita por Freud – en “El Yo y el Ello”, por ejemplo. El padre bueno enuncia las normas sin violencia y muestra que son eficaces y razonables. Por ejemplo, en el episodio en el que otro hijo del padre bueno se equivoca en el uso de unas hierbas, que debían ayudarle y que en cambio acaban por provocarle un gran escozor en el sexo, acabando todo en una risotada del grupo. El padre malo persigue literalmente al joven protagonista durante toda la película. El goce del padre malo queda subrayado en la escena en que éste intenta matar al protagonista por diversión, en un terreno de juego, puesto que el rito en el que su muerte estaba inscrita había sido interrumpido por los astros.

Por si faltaban argumentos para una interpretación psicoanalítica de la película, el padre malo muere de una manera que es casi la representación de lo que apunta Freud en “Totem y Tabú”. Al comienzo de la película hemos visto como el padre bueno guiaba una cacería en la que, con una trampa, el grupo consigue atrapar un gran tapir, luego repartido y comido por todos. Al final de la película, el protagonista consigue librarse del padre malo que le persigue haciéndole caer en la misma trampa. La relación con el asesinato del padre primitivo del que habla Freud y el posterior banquete en el que los hijos le devoran, es evidente.

No creo que el guionista –el propio Mel Gibson junto con Farhad Safinia- se haya inspirado en los escritos de Freud. Además la cuestión del doble aspecto de la paternidad, moral y feroz, en un clásico del cine norteamericano –baste pensar en “The Searchers”, por ejemplo-. Quizá, las observaciones más arriba esbozadas sirvan más bien para meditar sobre la compleja relación que une experiencia, estructuras mentales, instrumentos analíticos y representaciones en una sociedad dada. Al fin y al cabo Freud tomó prestadas las figuras de las tragedias griegas para indicar algunos nudos de sus teorías.

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